Religiosa

Cómo se Cuenta la Historia

Si bien mas adelante podras encontrar lo que viniste a buscar, primeramente me parece necesario comentarte algunas aclaraciones al respecto, para que la lectura te sea mas amena: Lo que respeta al origen de la vida en Arekhar, cuando se habla desde un aspecto religioso, debe de ser tomado con pinzas, ya que mucho de lo que se sabe al respecto, se cuenta a partir de sabiduria ancestral heredada de padres y madres a hijos y hijas, sin pasar necesariamente por un filtro de verasidad. Mas adelante encontraras mencionado el compendio magico del Sammus-Rem, el cual, segun se entiende tiene en sus paginas escritas el origen de todas las cosas y corrobora lo que este capitulo comprende. Aun asi, el mismo no es un grimorio de facil acceso y solo pueden leerlo unas pocas entidades en el mundo de Arekhar. Es por ello que es necearia la advertencia. Algunas cosas, con el paso del tiempo, podran terminar siendo otras o la verdad no del todo cierta.

Sin mas, comencemos.

El Génesis

Por arriba de todos los cielos y las estrellas, en el infinito del caotico cosmos y por sobre todas las criaturas astrales, existieron en el inicio dos seres que se han encargado de dar luz al universo en sí. A estas entidades poderosas se les llama Los Arekhi. Dos hermanos celestiales, llamados Oaknu y Katsekarni, quienes estaban compuestos de todos los materiales de la tierra y del cielo, su mente era la energía que nos rodea y su corazón el fuego de todos los soles del universo.

Estas entidades se enfrentaban constantemente en encuentros sumamente violentos y caoticos. La energía vital, interna y única que los Arekhi contenían era una fuerza de uso ilimitado que tenía una reacción explosiva e incontenible, la cual al entrar en contacto unas con otras creaban grandes vortices de materia inestable la cual demoraba eones en encontrar el equilibrio. Independientemente del resultado de la encarnizada batalla, partes de la energia y meteria que conformaba a Oaknu y Katsekarni se mezclaban, amalgamados por esta energia vital que los conformaba, creando nebulosas, que con el tiempo crearon parte del Cosmos como hoy conocemos.

Estas interminables batallas, desde un inicio imposible de cuantificar, pudieron ser miles de millones, o al menos las suficientes para crear todas las estrellas y los sistemas planetarios que existen en el universo. Finalmente, sus violentos encuentros sesaron con un gran evento en el cual ambos se destruyeron mutuamente, derivando en una gran dispersión de materia y energía. El impacto decisivo fue tan brutal que sus partes se vieron repelidas en todas direcciones, viajando a lo extenso de todo el universo, mientras que en el centro se conformó un sistema solar con varios planetas y en cada uno algunas lunas orbitales a los mismos.

Uno de los planetas en especial, el tercero contando desde el sol, reunía una cualidad especial única: su núcleo estaba conformado por el alma férrea de Oaknu y Katsekarni que vivían en armonía. A veces se peleaban, molestos, por compartir el espacio en una jaula tan pequeña, causando terremotos y erupciones volcánicas en la superficie de la masa terrestre recientemente formada. Les llevo miles de años congeniar, y lograr que sus disputas se fueran calmando, al punto de que la superficie terrestre era solo una masa deforme de roca volcánica, gases y sustancias químicas de todas las variedades.

Los Vástagos de los Arekhi

La convergencia constante de las fuerzas energéticas que se habían generado en todo el cosmos a causa de los primeros impactos, no solo crearon todo tipo de cuerpos cosmográficos, sino que sembraron la semilla de nuevas formas de conciencia. Estos mismos cuerpos celestes creados a partir de los enfrentamientos entre los dos hermanos, influenciados directamente por la dispersión de la esencia que los Arekhi expulsaron al destruirse, se transformaron los nuevos gobernantes del universo: Los Guardianes. Estos seres colosales de poder ilimitado, se sentían profundamente conectados unos de los otros, ya que compartían vestigios de la conciencia y la fuerza de sus creadores, y gracias a ello fue que no les fue difícil reunirse. De hecho, la teoría más acertada al respecto, dicta que los Guardianes no son más que la fusión del alma y cuerpo de los Arekhi en uno solo, pero a ese mismo fue seccionado en ocho partes iguales, con la misma cantidad de masa, energía y espíritu, pero dominados por sentimientos tales como: odio, rencor, amor, ira, etc.

El Concilio Divino

La real naturaleza de los Guardianes, es desconocida para los mortales. Algunos privilegiados seres del mundo han podido soportar la presencia de tales criaturas, si es que puede llamárselas así, por lo que contados son los testimonios de como son realmente estos Guardianes. Aun así, se entiende que los mismos no solo tenían la facilidad de congeniar por haber nacido de la misma forma, sino que además compartían una conciencia colectiva, tanto mental como sentimental y hasta espiritual, si así se quiere. Esta capacidad innata para congregarse y tomar acciones, son las cuales los llevaron rápidamente a tomar una decisión respecto al destino al planeta Arekhar, donde el corazón de los primigenios hermanos descansaba. Si bien el sistema solar había sido creado, con sus cinco planetas y cada uno de estos con sus respectivas lunas, la tierra era una masa desolada que sufría constantemente cambios geológicos a gran escala.

Una vez todos los vástagos de Oaknu y Katsekarni se reunieron en la superficie de Arekhar, en una montaña que hoy se conoce como La Sima de los Dioses, sin decir palabra alguna, comunicados por sus propios pensamientos, realizaron un concilio el cual le dio el real inicio a la existencia de la conciencia. Primeramente, crearon un idioma. Fueron simples garabatos al principio, pero ayudaron lentamente a pactar una forma de comunicarse, más allá de la mente de colmena. Estos garabatos se transformaron en sonidos, luego en palabras, y las palabras fueron escritas con símbolos. Cuando la mente maestra de todos los Guardianes logro crear un idioma completo, comenzaron a hablar y usarlo, dejando lentamente su enlace mental solo para cuando lo fuese realmente necesario. Luego, se dieron nombres a cada uno, el cual cada uno acepto, y fue creado por todos. Los reunidos se llamaron a sí mismos: Orwhn, Tribak, Kutzakel, Memron, Oaghmar, Kragna, Uishvajhy y Bjorg.

El orden se concibió a partir de la "edad" del nacimiento de cada uno, siendo Orwhn el primero en ser creado, tras una derrota de Katsekarni ante su hermano Oaknu, por lo que gran parte de su cuerpo y su mente eran de Katsekarni, lleno de odio hacia Oaknu por haberle derrotado. Curiosamente, Bjorg, el último en nacer, estaba más compuesto de Oaknu. Pero a diferencia de su hermano Orwhn, él no odiaba a otros por parecerse más o menos a Katsekarni. Entendía que los conflictos que los llevo a ser creados eran necesarios e inevitables.

Finalmente, una vez todos tuvieron sus nombres y pactaron sus convicciones, establecieron las prioridades de su existencia: debían de proteger Arekhar, ya que era el corazón de sus progenitores. Aun así, no sabían como, así como tampoco cuál era el objetivo, ya que el universo permanecía inerte y no había mal que pudiese acechar a Arekhar. Fue entonces, que debido a una serie de eventos geológicos, partes de la corteza del planeta se vio afectada. Tras debatir, llegaron a la conclusión de que debían primeramente estabilizar el mundo antes que nada. Fue así, que Oaghmar, comenzó a orbital en el sistema solar a toda velocidad, transformando su cuerpo en una inmensa masa de meteoritos de metales raros y únicos. Una vez hubiese tomado suficiente impulso, se estrelló contra la superficie de Arekhar, hundiendo sus manos en la tierra y endureciendo la corteza, la cual se vio nutrida de todos estos metales y materiales que Oaghmar logro juntar por todo el universo. Luego del caótico impacto, Arekhar se sumió en un nuevo caos geológico que duro algunos cientos de milenios, para finalmente volver al equilibrio.

Mientras la tierra se alimentaba de los nuevos minerales y la superficie se transformaba, dando lugar a nuevas montañas, valles, desiertos y océanos, aun así existía sobre la tierra misma, inmensas lagunas de ácidos y líquidos desconocidos, acompañados de grandes nubes de gases nocivos. Esta superficie dañina y poco amigable, si bien no afectaba a los Guardianes, hacía incomodar a Bjorg, quien consideraba que esta expresión de materia destructiva, era solo la bilis de odio e ira que Katsekarni despedía sobre Arekhar. Por ello, y tras encomendarse a sus hermanos, tomo la decisión de hacer su parte de la tarea: debía dar luz a la vida en el mundo. Fue una tarea difícil, ya que primero creó cada microorganismo, tanto los que podían como no sobrevivir a la superficie. Luego escurrió el ácido y lo llevo a algunos lugares recónditos de las profundidades de la tierra, al igual que los gases. Lleno los cuencos oceánicos de Arekhar con agua, y una vez el cielo y la tierra estuviesen libres de aquello que aquejaba la mente del Guardián, comenzó a idear las primeras plantas y algas.

Fue entonces, que el primero, Orwhn, se rebeló ante sus hermanos. Como ya saben, su alma estaba compuesta por la primera derrota que Katsekarni había sufrido contra Oaknu, y por ende estaba llena de odio, repulsión y desgano. Su conexión con su progenitor lo llamaba a destruir Arekhar y separar el alma de los dos primigenios, quienes vivían en equilibrio en el núcleo del planeta. Las acciones que Bjorg estaba tomando, incluso, lo enojaban aún más, ya que consideraba esto una estrategia para crear una cárcel aún más insuperable. Por ello, interrumpió el trabajo de Bjorg con el objetivo de acabar con el planeta. Fueron los demás Guardianes, Tribak, Memron, Kragna y Uishvajhy, quienes se pusieron de acuerdo en tratar de detener a Orwhn de su plan. Mientras esto sucedía, Kutzakel le encomendó a Bjorg esconderse y seguir trabajando: los primeros cuatro se encargarían de buscar y encerrar a Orwhn, mientras que él, Kutzakel, uno de los guardianes más poderosos, se encargaría de resguardarlo y protegelo en su tarea de darle vida a la superficie de la tierra.

Así, durante mil años, Bjorg, en soledad absoluta, dedico cada ciclo solar a transformar la infernal llanura que era antes, a lo que hoy es la tierra donde vivimos. Creo cada aspecto necesario para la existencia de los seres vivos, desde los más pequeños organismos hasta los océanos más vastos, y buceo por las profundidades del mismo, dándole forma a las fosas, donde habitarían algún día los peces más temibles. Sembró bosques inmensos y elevó las tierras. Creó las lluvias, las tormentas, limpio el aire de los gases malignos, tapó con sus manos los volcanes más grandes y dejó los más pequeños activos para que el planeta pudiese seguir sus propios procesos de modificación sin que nadie los estuviese generando o controlando.

Orwhn fue finalmente derrotado y desterrado del concilio, tras probablemente lo que fueron otros tantos milenios de batalla, quintándole el poder que predominaba en su interior y le prohibieron volver a transitar el cosmos o influenciar la tierra. Debería cumplir una condena eterna en las carcelarias profundidades del azul océano que Bjorg había dejado completamente inhabitado. Allí podría engendrar y crear lo que quisiera, pero estas criaturas, al igual que él, nunca podría a tocar tierra o cielo.

Cuando las miradas de Tribak, Memron, Kragna y Uishvajhy, se alejaron de Orwhn y se dieron con la de Bjorg, este se notaba sumamente cambiado. El tiempo, la soledad y su obra habían cambiado su espíritu. Una vez Orwhn encerrado, agradecido profundamente la labor de sus hermanos y más aún a Kutzakel quien lo había acompañado, en silencio, todo ese tiempo y sin expresar palabra o pensamiento alguno, simplemente se recluyo en el más lejano de los desiertos, y comenzó la labor de darle vida a se última creación.

Las Primeras Creaciones

Mientras que Bjorg se recluía en el silencio y la lejanía, para finalizar su obra, sus hermanos, todos y cada uno de ellos, incluso el rencoroso e iracundo Orwhn, se maravillaban con el trabajo que había logrado con el paso del tiempo. Por primera vez, desde los eventos que les dio vida a los Guardianes, los mismos contemplaban con sorpresa y admiración algo nuevo lo cual no habían distinguido nunca: la vida era hermosa y fascinante, tanto así que debieron de crear palabras nuevas en su dialecto para darle sentido a lo que querían expresar y no lograban decir por fuera de sus propias mentes.

Al tomar conciencia de lo que estaban viendo, los Guardianes empezaron a perderse en la inmensidad de la infinidad de formas diversas de vida que había sobre la faz de la tierra. Les llevo cientos de años verlo y asimilarlo todo. Una vez habiendo recorrido cada minúsculo escondrijo, donde hongos subsistían en extrañas fosas verdes de líquido viscoso, donde árboles crecían al revés o decenas de animales formaban manadas para migrar a nuevas tierras, empezaron a comunicarse por una idea en común, que les intrigaba y necesitaban discutir con los demás: debían de dar luz a seres pensantes que pudieran aprovechar, disfrutar, proteger y alimentarse de toda esa belleza que Bjorg había creado. No era suficiente con los reptiles o las aves, ya que si bien tenían sentimientos, operaban de manera instintiva, dispuestas a sobrevivir o morir con total facilidad. Debía de existir una o un grupo de criaturas que adoraran tal magnitud de perfección, y se encargaran de conservarla, datarla, amarla.

Fue entonces que se comenzaron a dar debates internos, y las ansias de dar a luz nuevas vidas que poblaran la tierra, se separaron en dos grandes grupos: por un lado, los "conquistadores" del mundo, fueron representados por Tribak y Memron. Por otro lado, los "liberadores" del mundo, por Uishvajhy y Kragna. Finalmente, totalmente neutrales a sus convicciones, Oaghmar y Kutzakel también aportaron a la causa.

Tribak, tenía el sentimiento interno de proteger la creación de Bjorg, pero no quería que sus creaciones se abocaran solo a deambular entre las malezas. Debian de ser organizados gobernantes del territorio y disponer de los recursos de manera justa, sin olvidar su linaje y su misión. Por ello, concentrando la belleza de todo lo puro y lo perfecto, creó, bajo la luz de la estrella más luminosa que resplandecía en el cielo, a Cimara, la primera Edra que caminaría sobre la tierra. Una figura femenina esbelta, alta, de piel blanca, cabellos oscuros y ojos profundos como los bosques más lejanos. Su figura era cálida, suave e irresistible a la vista, de rasgos delicados y andar tranquilo. Una vez libre sobre la tierra de Arekhar, comenzó su peregrinaje por las tierras, buscando espesos bosques y desiertos de colores rojizos o blancos. Allí se estableció y usando los árboles como capullos, engendro a miles de Edras que viajaron en todas direcciones. Los árboles eran de todos los colores, aromas y formas diferentes, por lo que así lo fueron los Edras que nacieron de ellos.

Cuando hubo terminado con Cimara, Memron tomó la delantera, y comenzó a realizar su trabajo, ahora dejando de espectador a los demás Guardianes. Por su parte, el cuarto de los hermanos no quería ver una figura delicada como la seda, gobernando los paramos. Requería de una figura mucho más fuerte, de presencia temible, robusta, con apariencia desafiante y con la fuerza para enfrentarse a cualquier fiera. Memron había peleado durante siglos con Orwhn, y sabía que debía de haber sobre la tierra alguien capaz de enfrentarse a las creaciones que este último engendrara bajo el mar. Por ello, dio a luz a Takhhamakar, el primer Grog, y a su tribu. Takhhamakar era una criatura alta como un Edra, pero notablemente más recia, de músculos duros y huesos pesados, con piel de color grisácea, y dotado de un poderoso olfato. Una vez su mente y cuerpo fueron forjados por Oaghmar, se lanzaron a la conquista de todos los territorios esteparios o montañosos que encontrarse. Con el pasar del tiempo, su naturaleza bestial y aguerrida, los llevo a enfrentarse entre tribus, siendo algunas más dominantes que otras. Aptitudes que Memron apoyaba, ya que consideraba que solo los más fuertes defenderían el mundo cuando llegase el momento de enfrentarse a Orwhn.

En tanto, esta especie de "batalla" por las creaciones se daba, más por parte de Memron que por Tribak, los demás Guardianes solo se dedicaban a observar, y tomar notas, si asi puede decirse, de los que demás hacían.

Tribak vio a Takhhamakar, y si bien compartida el punto de vista de su hermano de proteger Arekhar de Orwhn, no consideraba que era necesaria tanta demostración de fuerza. Aún, necesitaba dejar su marca de poderío sobre el mundo, por lo que aboco algunas de las ideas que vio en Memron en una nueva creación: con una contextura recia, como un Grog, pero un poco más bajo que este último, y de piel clara, como un Edra. Le dio una apariencia agradable y tranquila, pero de convicciones fuertes y con el objetivo de erguir fortalezas para proteger a los suyos, los cuales serían innumerables, ya que les dio la posibilidad de engendrar generaciones de forma muy prolífera. El primero de ellos, se llamó Efesaahr, el primer Kutae.

Memron entendió mal la creación de Efesaahr como una burla a su primera obra, y sin decir palabra alguna, dispuso todas sus herramientas para dar luz a una nueva criatura. Contemplando a los Kutae y sus objetivos, ingenió una criatura similar a un Grog, pero con sutiles rasgos Edras, con el objetivo de abocar su existencia, de destruir lo que los Kutae crearan. Estos seres pequeños, de la mitad de altura que un Kutae, tenían la tez pálida, orejas puntiagudas y ojos brillosos, que en la oscuridad resplandecían con el reflejo de las luces nocturnas. Así nació primeramente Khnull, el primer Tektaly. Una vez sobre Arekhar, abocaron sus primeros años a crear pequeñas tribus en los cimientos de las fortalezas Kutae, para luego terminar mezclándose entre ellos. Habían sido creados para destruirlos, pero con el tiempo comenzaron a adoptar su naturaleza organizada, atraídos por su voluntad recia a defender a los suyos, llevándole la contra a su creador y creando grandes alianzas con Kuates, pero siendo sumamente odiados por los Grogs, y despreciados por los Edras, quienes los veían como una copia mal hecha suya.

Los Deseos de la Tierra

Cuando las primeras especies comenzaron a florecer y converger en tribus, que lentamente se volvieron grandes comunidades las cuales, con cada generación, requerían, por codicia o necesidad, acceder a una mayor cantidad de recursos que la tierra brindaba, como metales, rocas, minerales e incluso el agua misma. Por ello, lo que comenzó con un simple pozo, termino siendo una cantera donde cientos de picos, martillos y mazas, rompían la roca y desplazaban todo lo aprovechable de la corteza terrestre para distribuirla por el mundo en diferentes formas. Las respuestas a tales agresiones a la tierra, hicieron que Oaghmar sacudiera las placas tectónicas y peligrosas catástrofes naturales castigaron el mundo. Estas acciones llenaron de sorpresa a los demás, sobre todo a Tribak y Memron, quienes vieron que sus primogénitos fueron los que más sufrieron a este "ataque". Inmediatamente, se reunieron para ir contra su hermano, pero este, freno cualquier tipo de conflicto, amenazando con desaparecer la vida sobre la tierra con inundaciones y erupciones volcánicas. Tales amenazas no fueron sin argumento: Oaghmar defendía que su misión en el mundo de Arekhar era crear una corteza sólida para contener las reacciones violentas que existían en el núcleo del planeta, donde el alma de los Arakay vivían en sintonía. Las trasgresiones a la tierra de las secciones de sus hermanos, están debilitando esa delgada línea, por lo que necesitaba parar su avance hasta desarrollar un caparazón más sólido.

Tribak y Memron no objetaron, porque sabían, por conciencia colectiva, que las palabras de Oaghmar no eran exageración, por lo que aceptaron su pedido, pero solicitaron una compensación por el caos y las muertes ocasionadas. Estas pretenciones molestaron a Oaghmar quien se sintió incomprendido por sus pares, en su misión personal. Por ello, solicito tiempo, para darles a Tribak y Memron algo con lo que no se olvidarían de lo importante que era respetar a la tierra misma.

El mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar, Oaghmar dio a luz a dos criaturas, sumamente diferentes entre sí, pero con una misma misión. Bajo la tierra, nacieron los Morgs, criaturas bajas, de contextura sólida y tenaz, que podían moverse con tranquilidad por las cavernas subterráneas, y trabajar sus propios túneles con facilidad. Oaghmar les dio el conocimiento de la tierra, las rocas y los minerales. Les explico como extraerlos y utilizarlos, para diversas creaciones, entre herramientas, joyas y artesanías, armas, y construcciones. En la superficie, dio a luz a los Mahan. De contextura física similar a los Morgs, estos prácticamente Kutaes más primitivos y peludos, del doble de altura que un Edra, desarrollaron sus comunidades en las montañas y los pies de las mismas. Abocaban sus vidas a cultivar las duras tierras y criar a los animales que subsistían en los diferentes biomas de montaña. Oaghmar les dio esos conocimientos, además de llenar de energía universal sus manos, las cuales les permitirían dar vida a las semillas y a los árboles secos, así como también curar los animales y hasta a sí mismos. Cuando ambas especies se encontraron dominando tanto la superficie como las profundidades, Oaghmar cito a sus dos hermanos, y les presento a Mordhaim, el primer Morg, y a Ushu, el primer Mahan. Les comentó que ahora ellos, serían quienes decidirían si los Kutaes, los Edras y las demás especies que ya existían, podrían o no, acceder a lo que la corteza terrestre contenían, y en qué medida.

Tribak, el más justo de los hermanos, acepto el trato y no pidió nada a cambio. Dependería de sus vástagos saber lidiar con ello. Memron, al sentirse engañado por su hermano, le dejo claro que no pretendía comerciar algo que le pertenecía por derecho, por lo que envenenó la mente de los Grogs, para que odiaran a los Morgs por toda la eternidad, volviéndolos enemigos naturales. Los tiempos venideros, incluso, forjarían grandes lazos entre diversas especies. La enemistad natural entre Grogs y Morgs desfavoreció a los primeros, los cuales irracionalmente querían destruir a los segundos, y estos últimos, eran defendidos incluso por otros hijos de Memron.

Los Buscadores de la Libertad

Kragna, quien había nacido de los vestigios más profundos del corazón de Oaknu, esos que guardaban secretos del universo mismo mezclados con la escasa cólera que el Arekhi alguna vez había sentido, no entendía por qué las creaciones de sus hermanos gozaban de tanta armonía y honor a pesar de que sus creadores, principalmente Memron, eran seres que por capricho podían destruir una luna si quisieran. Veía a las demás creaciones como seres débiles y demasiado unidos. Por lo que busco crear criaturas que se encargaran de romper esos lazos de la forma que fuese necesaria, al punto de que lucharan entre ellos y destruyeran las apacibles comunidades que formaban.

A diferencia de sus pares, Kragna quería primeramente asegurarse la supervivencia de sus creaciones, ya que sabía, en principio, que estas mismas no iban a ser del agrado de sus hermanos. Por ello, aprovechando que Bjorg ahora descansaba, decidió concentrar su poder en una primera creación sin vida, pero definitiva, para poder seguir con su plan: una luna. Lo que empezó simplemente con una pequeña roca espacial, fue lentamente creciendo a pasos agigantados, concentrando materia blanda y oscura que se encontraba suspendida en el cosmos, inerte, hasta crear una esfera rudimentariamente uniforme que ahora orbitaba en torno a Arekhar. Cuando los demás Guardianes vieron eso, no cuestionaron la creación, pero debían de darle un nombre a la luna ya existente y a la nueva nacida. Así, en su idioma hablado, el mismo que le comunicaron a las criaturas ya engendradas, le llamaron a la primera luna, blanca con tonos rosados, Mirm. Por otro lado, Kragna llamó a su creación "Teuk", y la situó un poco más cerca de Arekhar, ya que por su tamaño, temía que la misma se saliera de órbita. Mirm es más notoria en el cielo de Arekhar, ya que es casi del doble que Teuk, pero esta última, se mueve más rápido y es de color azul con tonos dorados.

Una vez Teuk ya se encontraba en órbita, y estable, Kragna se internó en uno de sus tantos cráteres, para aprovecharse de la oscuridad y trabajar en paz. Su creación tal vez más "humana", fue Skigga, el primer Indestructible. Era un ser compuesto de la oscuridad misma del cosmos. Lucía como un Kutae alto, sin rasgo o pelo alguno que lo distinguiese, de piel negra mate, sin boca y sus ojos eran dos estrellas apagadas que brillaban tenues pero temibles. El único idioma que hablaba, era el de los antiguos Guardianes, y por ende, si bien podía entender lo que las demás especies decían, siempre que se comunicase, lo haría a través de su mente. Kragna, por su parte, deseando ver las creaciones de sus hermanos desanimadas ante un desafío casi imposible de vencer, le otorgó a Skigga y a toda su descendencia, la posibilidad de leer los movimientos de sus adversarios en un combate, antes que estos mismos actuaran, ganándose así el nombre de "Indestructibles". Estas nuevas criaturas podían además fundirse a la perfección con las sombras y la oscuridad, haciendo que incluso sus sentidos se agudicen en mayor escala en ella.

Uishvajhy, asombrado por la iniciativa que Kragna había tenido a la hora de forjar una luna, no quería ser menos, pero tampoco quería ostentar. Quería dar también su parte a Arekhar sin que los demás lo vieran como un ser pedante o que necesitaba reconocimiento. Por ello, mientras Teuk se alzaba en los cielos, el Guardián se abocó a transitar el cosmos y los sistemas solares, en búsqueda de los vestigios de la esencia mágica que había dispersa. Esa misma que los había creado a ellos, producto de los enfrentamientos entre los Arekhi, emanaba incontables cantidades de poder, y se encontraba en muy pequeñas cantidades en diversas partes del infinito. Una vez aunó bastante, trato de darle forma y nombre, pero la fuerza con la que esta esencia actuaba era tan grande que no podía ser controlada por un Guardián, al punto que se rebeló contra Uishvajhy y se volvió a dispersar, esta vez, mayormente en Arekhar. Sus hermanos, que presenciaron la situación, no culparon a Uishvajhy por lo que había causado, pero sí le dieron un nombre a eso: Dominus. No le temían, porque no tenía conciencia, pero le respetaban, ya que su naturaleza omnipresente y caprichosa, podía causar estragos en las manos equivocadas. Aun asi, de los vestigios de la explosion, o al menos de la gran cantidad de energia y poca materia que se encontraba reunida por Uishvajhy, emergio un ser vivo con conciencia y un inmenso poder. El producto de la concentracion de tan gran cantidad de Dominus, moldeado por las manos de un Guardian, y bajo la vendicion de Teuk, otra gran creacion de un Guardian, dio a luz a Teuken, una criatura alta, de tes azul y multiples brazos, la cual podia, en cierta forma "llamar" al Dominus, para moldearlo y fluir con él.

Cuando todo eso pasó, Uishvajhy se veía a sí mismo decepcionado, mientras que Teuk comenzaba a surcar los cielos. Tras nacer Skigga, Kragna se acercó a su hermano y le dio ánimos, comentándole qué juntos crearían algo nuevo, uniendo ideas. Querían dar a luz a una criatura de alma libre, aventurera e independiente, que estuviese en contacto con las creaciones de Bjorg, pero que también fuese resistente y ávido para dominar la esencia mágica de las cosas. Así, tras mucho esfuerzo y reuniendo varios elementos diversos con las características de lo que querían hacer, nació Kutkualkhe, el primer Kani. Estas criaturas de tés pálidas verdosas, parecían Edras con rasgos finos y extrañas melenas, pero dos o tres palmos más altos que un Kutae. Conformaban comunidades hermanas, tribus, las cuales no se concentraban en competir entre ellas, sino unirse siempre contra el enemigo común, explorando las artes del ocultismo, los rituales, la cacería, la paz con la naturaleza y el uso de herramientas que la misma daba para mantener a las creaciones de Tribak y Memron lejos.

Kragna, por su parte, quien había seguido desde las sombras cada paso que Tribak hizo para crear a Cimara, veía una criatura sumamente equilibrada, y deseaba crear algo totalmente opuesto, deseando engendrar una figura desequilibrada y espeluznantemente seductora. Por eso creó a Shaii, la primera Aggir, también llamadas Ninfas, las cuales a rasgos generales se veían como Edras e incluso se reproducían como una, pero de una belleza superior, sin lugar a duda. Shaii se caracterizaba por una astucia enfermiza, típica de quien conoce las artimañas más elocuentes, y era tan hermosa que cualquier mortal que la viese no tardaría en entregarle hasta su alma. Además, Kragna le dio el don de hablar todas las lenguas y lleno su corazón de odio contra todos los mortales que Tribak y Memron, habían creado. Su misión en la tierra sería manipular el deseo de quien se cruce en su camino para llevarlo a él o ella y a sus pares a la ruina o la muerte, de ser posible.

Mientras esa última creación comenzaba a causar estragos en la paz de las demás comunidades, Uishvajhy identifico algo particular que lo llevó a su siguiente creación: no existía una comunicación concreta entre especies. Si bien habían nacido, y coexistían, comunicándose por el idioma general creado por los Guardianes, muchas de las especies habían creado sus propios idiomas propios, y lentamente, con el pasar los siglos, las palabras sonaban y se escribían diferente para cada uno, a pesar de significar lo mismo. Fue por esto, que rápidamente tomo las plumas viejas de un nido abandonado, mezclándolo con barro, trigo, una raíz de jengibre y el agua clara de un manantial de montaña, y en un claro verde y cálido del bosque en el que rondaba, empezó a modelar en barro sobre un tronco cortado una figura parecida a un Edra, pero uso el trigo para formar sus cabellos, las plumas para cubrir sus brazos y piernas, la raíz de jengibre como corazón y el agua para suavizar la superficie de su creación. Finalmente, despejo el cielo con sus manos para que el sol más cálido de primavera descansara sobre la estatua mientras susurraba en sus oídos, las palabras celestiales de la creación en todos los idiomas que alguna vez se hablaron en la tierra: Así nació Arakay, la primera Hassak (o mujer-pájaro). Estas criaturas nacieron con un impresionante carisma, una tranquilidad nata a la hora de enfrentarse al peligro y un temple sereno como la del roble. Dichas bendiciones que fueron otorgadas por Uishvajhy tenían el objetivo de servir como ayuda para que Arakay se volviese una mediadora: su misión sería reproducirse y dispararse por todo el mundo, llegando ante las tribus para poder hablar con ellas y encontrar la paz entre diferentes especies.

Un dato de suma relevancia, es que Uishvajhy era uno de los “menores”. Prácticamente, entre él y Bjorg existían apenas unos pocos cientos de años, lo cual hacía a estos dos bastante parecidos, unidos y con sentimientos muy compartidos. Uishvajhy adoraba la creación que su hermano había llevado a cabo y se daba cuenta que él nunca podría encargarse de algo tan magnífico. Estos sentimientos de admiración lo llevaron a observar con más detenimiento los “permisos” que las especies creadas por Tribak y Memron tenían en su poder, ya que se tomaban el atrevimiento de interactuar con los territorios a gusto: cortando, cazando, machacando, destruyendo, quemando y minando. Cambiaban el curso de los ríos para sus cultivos, quemaban los campos para no entregárselos a las tribus cercanas tras un ataque o envenenaban las aguas como forma de “estrategia de guerra”. Todas estas actitudes despertaron en Uishvajhy un repudio por estas criaturas, y por ello, sus últimas dos creaciones fueron elevadas con el objetivo de regular y frenar estas actitudes pedantes de los hijos de sus hermanos.

Como primera iniciativa, tras su revelación, tomo las cenizas de una plantación en llamas, las mezclo con el barro de un río envenenado y junto a las piedras y troncos de un viejo dique conformo el cuerpo de una criatura. Tomo los cuernos de una cabra fallecida por hambruna y se los otorgo en forma de corona. Finalmente, usando los pelos de un perro de caza fatigado hasta la muerte por su amo, le brindo un pelaje grueso e impenetrable por el látigo, para luego bañar a la estatua con su aliento mágico digno de un Guardián. Cuando la criatura despertó, encontró en su corazón un amor por la creación de Bjorg, producto de Uishvajhy y sus pensamientos. El guardián le dio el nombre de Klierg, el primer Vignahmar (o Sátiro de los Bosques), y le encomendó guardar los bosques, los ríos y las montañas de aquellos que tratasen de aprovecharse de los mismos. Además, Uishvajhy tomó un hueso largo de los restos de un jabalí y lo corto en sus dos extremos, limpiando su interior, haciéndole varios agujeros y por último hizo correr por su interior los vientos y tormentas de todo el continente. Tras entregárselo Vignahmar, le dijo que con ese rústico instrumento no solo podría entonar hermosas canciones, sino que además podría hacer crecer las plantas marchitas por la guerra y hacer llover en los páramos más desolados.

Luego, se volvió hacia la profundidad de una selva y busco un viejo ébano quebrado por una tormenta. Sobre el tronco mismo, tallo la madera hasta formar una criatura sumamente parecida a un Kutae, pero con la altura de un Grog y la contextura de un Morg. Le dio la velocidad de un Edra y la astucia de un Kani. En su piel, Uishvajhy, gravo con su propia sangre símbolos que solo los guardianes pueden leer, los cuales tenía la propiedad de atraer inmensas cantidades de energía universal. Dio vida a su creación con su aliento cargado de odio y repudio a la humanidad tribal que habitaban las tierras y los mares, así naciendo Khan, el primero de los Orugh o también conocidos como los Acechadores.

La última creación nació de Kragna, la cual al ver a su hermano más cercano Uishvajhy actual de forma tan errática, aprovecho el impulso para dar a luz una última criatura caótica para la paz de sus hermanos mayores: conformo a partir de la energía cósmica que latía en su interior y al polvo de la misma luna, un cuerpo humano totalmente gris, sin cabello alguno, con lo ojos negros como la noche y de pupilas blancas marfil. Su cuerpo estaba marcado por extrañas grietas de color azul que iban del cuello a los talones, símbolo de que contenía en su interior demasiada energía universal como para que no se notase en su carne. Cuando el ser despertó se sintió invadido por el miedo, por lo que instantáneamente se dio a la fuga. Kragna no lo siguió porque revelaría su posición y por ello la entidad se perdió en los confines de la tierra. Había nacido Ahnme, el primer Udhaar (o Cambiaformas). Kragna le había dado el poder de consumir la esencia vital de las demás especies: cuando Ahnme bebería la sangre de alguno de ellos, tomaría la forma de la criatura independientemente de la altura, el peso, la contextura o incluso el sexo. A la hora de reproducirse, su gen siempre sería el predominante, por lo que no le costaría llegar a poblar las tierras.

La Gran Cacería

Uishvajhy y Kragna llamaron la atención de Tribak y Memron, quienes vieron estas amenazas a sus creaciones como una guerra hacia su legado. Cuando Uishvajhy hubiese vuelto, se encontró con sus hermanos, quienes trataron de apresarlo, a lo que el Guardián se escabullo de manera rápida y sutil, desapareciendo de la vista de los dos mayores. Como sabía que sus hermanos lo buscarían, renuncio a su poderosa aura celestial otorgada por los Arekhi y se transformó en un vagabundo terrenal que viajaba de un lado al otro los continentes, buscando la paz.

Memron tomó la huida al castigo como una declaración total de guerra, por lo que no solo encargo a sus creaciones que no se fiaran de las criaturas que sus dos rebeldes hermanos habían creado, sino que se encomendó a sí mismo la misión de buscarlos a los dos por toda la eternidad para darles el castigo que se merecían.

Kragna que vio todo desde las sombras, se burló de la situación y se internó en las profundas cavernas bajo tierra, para llenarlas de secretos, trampas y tesoros que volvieran locos a los mortales de codicia, para guiarlos a una muerte segura.

A todo esto, Tribak solo observo con tranquilidad y dio con la cuenta de que la misión de los Guardianes había terminado: era hora de fundirse en el cosmos y desaparecer hasta que el tiempo trajese nuevas necesidades. Por ello, dividió su cuerpo en dos y deposito cada una de las partes en el sol y en la luna Mirm, de forma que podría observar a sus tan amadas creaciones tanto de día como de noche.

Las Ultimas Palabras de Bjorg

Cuando así, todos los hermanos creadores se encontraron, cada uno yendo y viniendo en su diversas misiones futuras, de entre las doradas dunas lejanas, emergió Bjorg. Fue bien recibido con Kutzakel, que aún esperaba expectante la aparición del menor de los ocho. Cuando el Menor habló, definió una serie de aspectos que ninguno de sus hermanos había pensado antes, y por gracias a ello muchos ciclos dieron sierre finalmente.

Luego dio prioridad al Tiempo como una medida cuantificable que debía ser regulada. Como sabía que Kutzakel buscaba desaparecer y ser irreconocible nuevamente por sus hermanos, le dio a este mismo el poder de ser el Amo y Señor del Tiempo a partir de ese momento, y su misión sería encargarse de regular que nunca este fuese ultrajado por aquellos que por un dominio excesivo del Dominus quisiesen aprovecharse de él.

Con el objetivo de establecer una pauta existencial respecto a todo lo que había ocurrido desde un principio hasta el fin, si es que este llegase algún día, creo un libro místico que solo podía ser leído por una serie de criaturas bendecidas por el mismo Bjorg, que contenía en su interior la información de todo el universo desde el principio de todo, cuando los Arekhi luchaban entre sí inclusive. Las criaturas serían simples mortales que llegada la hora de morir podrían elegir no deambular por el limbo eternamente, sino que sus almas le sirvieran en el propósito de seguir registrando todos los acontecimientos universales y funcionar como mediadores en situación de orden celestial que lo requiriesen. Llamo al poderoso libro como Sammus-Rem y sus lectores, Igríts.

Las Realidades Conocidas

Como último acontecimiento, Bjorg anuncio a sus hermanos, que aún podían escucharlo a pesar de no estar con él, que se había ausentado por mucho tiempo, ya que mientras ellos destinaban sus recursos en crear criaturas para habitar la tierra, él había dado a luz a una serie de planos celestiales siguiendo las mismas reglas con las que había sido creado el planeta en sí. Así fue como los Guardianes entendieron que Bjorg no solo era un genio, sino que era sin duda el Guardián más poderoso que el universo haya registrado jamás, y por ello entendieron que su palabra sería sagrada.

Bjorg creo tres planos:

La Bóveda Celeste: donde habitarían las primeras criaturas creadas por los Guardianes, las cuales podría observar desde lo más alto a sus predecesores, pero no influenciarlos directamente, sino con bendiciones o regalos que se encontrasen en el camino del predicador que pidiese por ellos.

El Todo: un mundo plenario conformado por todos los elementos en constante caos que viajan de un lado al otro generando grandes conflictos materiales. Un lugar sumamente inestable y difícil de controlar donde Bjorg creó a los Igríts.

El Limbo: una versión de la tierra antes de ser tocada por Bjorg, pero sin volcanes activos o gases venenosos. Una tierra árida y tapada en ceniza con el cielo iluminado constantemente por estrellas fugaces que viajan de un lado al otro. En estas tierras gobernaría el joven Guardián, donde llevaría a cabo los juicios sobre los mortales que muriesen y buscarían la redención o la reencarnación.

La Misión de Bjorg

Bjorg les dijo a todos que él se encargaría de regular la vida y la muerte, ya que sin él no existiría tierra sobre la cual vivir siquiera. En un llano arenoso de El Limbo se estableció en su forma corpórea y abrió una gran puerta dimensional frente a él. Por la misma, irían entrando las almas de los seres mortales que habitaron la tierra alguna vez, y serían juzgados por sus actos en vida.

Tras el Juicio, Bjorg decidiría si la criatura merecía la redención, la reencarnación o el exilio:

Si le concediese la redención, la criatura debería viajar a la Bóveda Celeste y atender a los recados que los Primeros les encomendaran, para ganarse algún día la paz entre las estrellas, junto a sus ancestros.

La reencarnación le permitía volver a la vida sin recuerdo alguno. Era otorgado a aquellos que consideraban que había hecho algo realmente grande en vida, y sentían que aún tenían algo más para darle al mundo.

El exilio es para aquellas almas que, impulsados por la codicia o el poder, trataron de domar lo indomable al punto de destruir la paz universal. Sus almas vagarían por El Limbo eternamente hasta transformarse en frías sombras sin ningún sentimiento salvo el sufrimiento.

El Fin de los Guardianes

Así, finalmente, los Guardianes se confinaron a sus tareas para convertirse en entidades completamente celestiales, lejanas a las criaturas que habitaban la tierra e incluso a sus mismas creaciones. Con el pasar de los siglos, los Primeros (las primeras criaturas de cada especie creada) fueron pereciendo por la edad o las guerras y fueron a parar a la Bóveda Celeste, donde admiraban el universo de forma divina. Los seres de las diferentes especies recordaron a los Primeros y a la existencia de los guardianes gracias a la palabra hablada, los mitos y los antiguos escritos que hablaban de estas magníficas entidades poderosas del inicio de los tiempos.